El Verdadero Viaje de Tu Café: La Vida de los Productores en Perú
Cuando disfrutamos de una buena taza de café, muchas veces pensamos en el sabor, el aroma, la textura… pero pocas veces en las personas que hicieron posible ese momento. Hoy, desde el Instituto Chileno del Café (ICHCA) , queremos abrir una ventana al verdadero origen de nuestro café: la vida de los productores en las montañas de Perú.
El alma de nuestro café: las familias productoras
En las montañas verdes de Cajamarca, San Martín, Cusco, Junín y Amazonas, miles de familias trabajan cada día cultivando los granos que, meses después, llegan hasta ti. En Perú, más del 90% del café es producido por pequeños agricultores, muchos de ellos en parcelas de apenas 1 a 3 hectáreas.
No se trata de grandes plantaciones industriales, sino de fincas familiares donde padres, hijos y abuelos trabajan juntos, año tras año, para sacar adelante su cosecha. Para ellos, el café no es solo un cultivo: es su forma de vida.
El trabajo que no vemos
El camino del café es largo y desafiante. Desde la siembra de los cafetos hasta la cosecha manual, pasando por el despulpado, secado y selección de los granos, cada etapa requiere conocimiento, cuidado y paciencia.
Pero además de ese trabajo artesanal, los productores se enfrentan día a día a una serie de retos invisibles para quienes disfrutamos del café en la ciudad:
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Precios bajos y fluctuantes : Aunque el precio que pagamos por una taza puede ser alto, muchas veces el productor recibe apenas una fracción de ese valor.
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El peso de los costos : Fertilizantes, herramientas, mano de obra y transporte encarecen cada año la producción.
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El clima cambia : Las lluvias irregulares, las plagas y el aumento de temperaturas afectan directamente el rendimiento de sus cultivos.
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Acceso limitado a tecnología y mercados : Muchos pequeños productores dependen de intermediarios para vender su café, lo que reduce sus ganancias.
Lo que sí podemos hacer como consumidores
Como marca, creemos que el verdadero lujo del café no está en la moda, sino en la historia de quienes lo cultivan. Por eso trabajamos directamente con productores, pagando precios justos y apoyando prácticas sostenibles que permitan a las familias cafetaleras crecer y mejorar cada año.
Y tú, como consumidor, también tienes un papel fundamental:
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Elige cafés de origen : Cuando compras café que indica su origen, estás reconociendo el trabajo de quienes lo producen.
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Apoya el comercio directo y justo : Busca marcas que trabajen sin intermediarios abusivos y paguen lo que realmente vale ese trabajo.
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Valora la calidad artesanal : Cada taza de café de especialidad encierra años de experiencia, pasión y compromiso.